LA SEGUNDA VIDA DEL AEROPUERTO DE BERLÍN-TEMPELHOF

Inaugurado en los años 20 al sur de la capital alemana, el Aeropuerto de Berlín-Tempelhof estuvo activo hasta 2008, año en que las pérdidas económicas lo llevaron a su cierre, y su actividad fue definitivamente absorbida por los otros dos aeródromos de la ciudad: Tegel y Schönefeld (futuro Aeropuerto de Berlín-Brandeburgo Willy Brandt).

Las instalaciones y terrenos de Tempelhof siguen, no obstante, en pie, y no precisamente vacíos. Bajo el nombre de Tempelhof Feld, uno de los primeros usos que decidió dársele al antiguo aeropuerto fue el de parque urbano; y no uno cualquiera, sino el más extenso de toda la capital, y uno de los mayores del mundo.

Repleto de jardines, circuitos de senderismo y pistas para bicicletas y patines, Tempelhof Feld cuenta también con un observatorio de aves y un biergarten (terraza típica bávara).

En cuanto a las antiguas infraestructuras, tampoco se han quedado inservibles: la ciudad planea invertir 100 millones de euros en convertirlas en un centro de creación artística y una incubadora de empresas emergentes. A este proyecto ya se lo conoce como Distrito Creativo Berlín.

Como prueba preliminar, el año pasado el recinto acogió dos ediciones del festival Art Berlin, en el que se presentaron 120 galerías de arte. Ahora, el plan va mucho más allá: la idea comenzará por una importante reforma de las terrazas (diseñadas en su día para contemplar desfiles militares) y llegará hasta el traslado del Museo de los Aliados a sus dependencias, pasando por la transformación de las instalaciones en un importante centro de innovación digital.

Pero eso no es todo: en 2015, el antiguo terminal fue empleado con fines humanitarios, concretamente para acoger a 2300 refugiados procedentes de países como Afganistán, Pakistán o Siria. Sin duda, una buena manera de reutilizar lo que un día fue el mayor aeropuerto del mundo.