PAISAJISMO PARA REDUCIR EL RUIDO DE LAS AERONAVES

Por el número de viajeros que recibe cada año, la cantidad de conexiones con las que cuenta y la alta calidad de sus instalaciones, el Aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol es, con mucho, el mayor de los Países Bajos, además de uno de los más importantes del mundo.

No obstante, pese a que este volumen de operaciones supone un dato muy positivo para la economía del país y para el propio aeropuerto, también implica cierto grado de incomodidad para los vecinos de la zona. Esta incomodidad está ligada, mayoritariamente, al ruido de baja frecuencia provocado por el despegue de las aeronaves; ruido que, en el caso Schiphol, se vio incrementado con la inauguración, en 2003, de su quinta pista: Polderbaan.

Para ayudar a paliar estas molestias, el aeropuerto decidió, en el año 2008, poner en marcha una idea única en el mundo: un proyecto consistente en reducir el ruido de baja frecuencia de las aeronaves alterando el paisaje de los alrededores.

El descubrimiento que llevó a iniciar esta investigación fue de lo más casual: al arar las tierras de cultivo cercanas, los residentes del municipio de Haarlemmermeer (donde está Schiphol) notaron una importante reducción del ruido provocado por los aviones. A partir de ese momento, se decidió comenzar a estudiar el modo en que el paisaje palia el ruido de una zona determinada.

Una vez realizado el estudio, se puso en marcha un proyecto de colaboración integrada entre las empresas H + N + S Landscape Architects, TNO y Witteveen + Bos, y el artista Paul de Kort. El fruto de este arduo trabajo es el parque Buitenschot: un área cubierta por terraplenes de tres metros, además de otros elementos paisajísticos, cuyos planos oblicuos ayudan a reducir considerablemente los niveles de ruido en las zonas próximas al aeropuerto.

Con todo, el parque Buitenschot no es solamente un espacio funcional: su creación ha dado pie a un paisaje muy singular y atractivo, en cuyo corazón existen zonas de descanso y de recreo, además de una parcela de 500 metros de largo y 100 de ancho que se emplea como campo de juego o para albergar eventos culturales.