NUEVOS AVANCES EN EL TRANSPORTE HORIZONTAL

A pesar de ser elementos muy comunes en entornos aeroportuarios, los pasillos rodantes son uno de esos sistemas cuyo empleo parece querer transportarnos, por un instante, a otra época. Al adelantar, mientras caminamos con total normalidad, a otras personas que parecen marchar al mismo paso que nosotros, es fácil experimentar una breve sensación de progreso, como si del escenario de una película futurista se tratase.

Sin embargo, estos aparatos no son precisamente un invento reciente. El primer pasillo rodante del que se tiene constancia fue instalado, allá por el año 1893, en la Exposición Universal de Chicago (Illinois, Estados Unidos). Pocos años después, en 1900, se empleó otro elemento similar en la edición parisina del mismo evento. Según parece, estos aparatos sirvieron de inspiración al célebre escritor británico H. G. Wells, conocido por sus novelas de ciencia ficción, que posteriormente habría de introducirlos en algunas de sus obras.

Desde aquellos días hasta hoy, la tecnología de estos sistemas ha dado el salto cualitativo correspondiente, siendo en la actualidad un método de transporte habitual en terminales de todo el mundo, así como en estaciones de metro y otros espacios de uso público. Su utilidad es evidente: en superficies como las aeroportuarias, donde las dimensiones son cada vez mayores y los traslados, por tanto, más largos, ganarle unos minutos a cualquier desplazamiento es siempre una ventaja, especialmente cuando el tiempo apremia.

En 2009, la dirección del Aeropuerto Internacional Pearson de Toronto (Canadá) decidió ir un paso más allá en el uso de esta tecnología al implantar el servicio Express Walkway, de ThyssenKrupp. Gracias a la instalación de dos nuevos pasillos rodantes, el organismo incorporó una tecnología capaz de transportar a más de 14 000 personas por hora, permitiendo a los pasajeros acortar considerablemente sus tiempos de desplazamiento por el aeropuerto.

Por su parte, ThyssenKrupp se sirvió del éxito obtenido con la instalación estas dos cintas para hacer sus propios avances en el terreno del transporte horizontal. Siguiendo la estela del modelo instalado en el aeródromo canadiense, la compañía creó una nueva generación de caminos rodantes: el pasillo de aceleración ACCEL. Este sistema, presentado por la empresa en 2014, permite trasladar a 7 300 pasajeros por sentido y hora en un flujo permanente y a una velocidad de 7,2 kilómetros por hora (llegando a los 12 en el caso de las personas que caminan sobre él).

Formado por una banda de paletas similares a las de un pasillo rodante al uso, ACCEL incorpora una tecnología innovadora bajo la superficie. El diseño de la banda se basa en el concepto de paleta superpuesta, aspecto que triplica el tamaño original de cada pieza. Asimismo, cada una de estas paletas está equipada con un imán impulsado por motores lineales instalados en posiciones fijas.

Al utilizar la tecnología ACCEL, los pasajeros entran a una velocidad de 2,34 kilómetros por hora, aceleran suavemente hasta los 7,2 y finalmente aminoran progresivamente el ritmo hasta salir del sistema. Con todo, dos factores permiten que la sensación de los usuarios sea la de desplazarse en todo momento a la misma velocidad: por un lado, el empleo de sensores que centran la posición de las sujeciones individuales y de las paletas. Por el otro, la sincronización de estas últimas con el pasamanos.

Los motores y codificadores lineales están sincronizados por el sistema de control DSD y constituyen un desarrollo superior del tren magnético Transrapid, formado por motores de baja vibración y bajo mantenimiento. No obstante, ante un hipotético fallo del motor, la cadena de seguridad mecánica se engranaría y tiraría de la paleta a través de un arrastre, garantizando así la continuidad del funcionamiento.

Para aquellos que sientan curiosidad por conocer el sistema ACCEL, ThyssenKrupp ha instalado una unidad de demostración en el centro de I+D+i  que la compañía tiene en Gijón: un ejemplar que está en funcionamiento 20 horas al día en las mismas condiciones que en una instalación real.