TECNOLOGÍA ESPACIAL EN EL AEROPUERTO DE CARDIFF

Si algo tiene de incómodo viajar en avión con respecto a otros medios de transporte es, especialmente, todo el protocolo de trámites que precede al propio vuelo. Desde que llegan al aeropuerto hasta el momento del embarque, los usuarios deben pasar por no pocas gestiones; motivo por el cual se les recomienda llegar, como mínimo, con una hora de antelación.

Según buena parte de los viajeros, uno de los procedimientos más engorrosos es el relacionado con los filtros de seguridad, donde es muy común encontrar colas de pasajeros atareados con la gestión de sus equipajes, calzado y abrigos, y retirando de las maletas los aparatos electrónicos y líquidos que llevan consigo.

Esta situación, no obstante, podría verse aliviada gracias a un proyecto ideado, de manera conjunta, por la Universidad de Cardiff y la empresa QMC Instruments Ltd. (o, mejor dicho, Sequestim Ltd., nombre que ha recibido el consorcio formado por ambos organismos).

La idea consiste en emplear un escáner caracterizado por su altísima sensibilidad; por utilizar tecnología espacial capaz de captar la imagen termográfica de los pasajeros; y por estar pensado para examinar a personas en movimiento, que atravesarían un pequeño pasillo sin quitarse los abrigos ni vaciarse los bolsillos.

A diferencia de los escáneres tradicionales, que procesan las ondas reflejadas en los usuarios, esta tecnología —diseñada para estudiar fenómenos astronómicos, como el nacimiento de estrellas— utiliza cámaras infrarrojas que interpretan el cuerpo humano como una fuente de luz. Además, estos aparatos son tan sensibles que podrían detectar una bombilla de 100 W a unos 800 000 kilómetros de distancia (el doble de los que separan la tierra de la luna).

Este nuevo escáner puede detectar los objetos que los pasajeros llevan consigo y, a la vez, aprender a distinguir los elementos que estos pueden llevar a bordo de los que no. Según Ken Wood, director comercial de QMC Instruments Ltd., «cualquier objeto oculto se muestra como una sombra, ya que el cuerpo humano, debido a su calor, actúa como una bombilla para el escáner». Con todo, Wood puntualiza que el empleo de este sistema no supone un problema a nivel ético, puesto que las imágenes mostradas no revelan detalles anatómicos.

A comienzos del pasado diciembre se llevó a cabo una prueba experimental de cuatro días en el Aeropuerto de Cardiff, donde el escáner demostró su rapidez, robustez y versatilidad.