USO DE LA DINÁMICA DE FLUIDOS EN EL AEROPUERTO DE ARGEL
A comienzos de 2013 pudimos ver en varios medios cómo Mariano Rajoy se reunía con el presidente y el primer ministro argelinos al hilo de uno de los mayores contratos aeroportuarios realizados por empresas españolas hasta la fecha. El proyecto, consistente en la planificación, diseño y supervisión de la nueva terminal de pasajeros del Aeropuerto de Argel, recayó sobre un consorcio internacional liderado por la ingeniería española Prointec.
La consecución de este contrato tuvo especial relevancia para el sector aeroportuario español por varias razones, entre las cuales destaca la envergadura del proyecto. Con la intención de abrir el país al mundo y de incrementar el tráfico aéreo y el flujo turístico de Argelia, la idea era construir una nueva terminal internacional con capacidad para diez millones de pasajeros anuales. Las obras para su construcción comenzaron a finales de 2014, y aunque actualmente siguen en curso, la nueva terminal es ya una realidad palpable cuyo funcionamiento se prevé a corto plazo.
Como en cualquier gran edificio de reciente construcción, la nueva terminal internacional del Aeropuerto de Argel tenía otro objetivo primordial: la seguridad de todos los pasajeros, trabajadores y visitantes de la edificación. Sin descuidar otros aspectos relativos a la protección, el foco se colocó sobre las medidas antiincendios, y más concretamente sobre el control de humo.
Para conocer un poco el caso que nos ocupa es necesario remontarnos a la historia reciente del proyecto: la compañía argelina SGSIA (Société de Gestion des Services et Infrastructures Aéroportuaires d’Alger), promotora de la obra, requirió un diseño antiincendios basado en la normativa americana NFPA. Sin embargo, el servicio de Protección Civil argelino solicitó que el proyecto también respetara la reglamentación francesa en lo relativo al control de humo. Estas condiciones, a priori, ponían al proyecto en una encrucijada debido a las disparidades entre las dos regulaciones, pues ambas diferían en el empleo de los medios pasivos (control de humo) y activos (rociadores).
Tras un detallado estudio del edificio proyectado y del tipo de protección que se pretendía aplicar, se llegó a la conclusión de que la nueva terminal podría acabar plagada de aberturas y depósitos de humo. No obstante, los últimos avances en materia de protección contra incendios sirvieron de gran ayuda en el problema que se planteaba, ya que en los últimos años se han desarrollado programas complejos de simulación reconocidos por todas las normas oficiales.
El proyecto de la terminal de Argel ha sido, hasta el día de hoy, unos de los estudios más exhaustivos realizados en el ámbito de la protección contra incendios. Esto se debe, entre otros aspectos, al uso de tecnologías punteras en los distintos procesos llevados a cabo. Entre los diferentes programas empleados destaca el uso del modelo de simulación computacional Fire Dynamics Simulator (FDS). Tras seis meses de cálculo ininterrumpido realizado por parte de cuatro ordenadores, este software permitió analizar el sistema de control y evacuación de gases tóxicos y humo generados durante un fuego.
Asimismo, se dispusieron once escenarios de incendio en todas las plantas (algunos de ellos de 15 MW, equivalente a quemar un vagón de tren dentro del edificio), con el fin de estudiar las condiciones de habitabilidad durante la evacuación en caso de producirse un incendio en el aeropuerto. Con los datos extraídos a partir de estos análisis, pudo concluirse que las normativas en este tipo de instalaciones tienden a exceder las dimensiones de la propia edificación.
De los 530 exutorios exigidos por la norma, el estudio reveló que la cantidad apropiada para el proyecto era inferior a la mitad. En cuanto a los miles de metros cuadrados de depósitos de humo requeridos, fue necesario reducir su número en un 95 %. En resumidas cuentas, la investigación no solo derivó en un importante ahorro económico, sino que permitió comprobar cómo se comporta la humareda en un incendio real y qué factores pueden resultar determinantes en su evolución (temperatura interior y exterior, dirección del viento, etc.).
El diseño final al que se llegó consiste en una serie de soluciones de seguridad contra incendios basadas en prestaciones, especialmente pensadas para edificios de elevada complejidad técnica. El concepto consiste en adecuar el diseño a las características específicas de cada espacio protegido, estudiando todas las posibles contingencias y determinando individualmente las medidas de protección que deben aplicarse. Este procedimiento concede particular importancia al modelado y simulación computacional de incendios, uno de los métodos más avanzados en lo que a la protección se refiere. Esta técnica posibilita en gran medida la predicción de un fuego y estudia su evolución en caso de que se propague. De este modo, resulta más sencillo determinar qué medidas deben aplicarse en cada caso concreto.
Pero tras este vasto estudio no solo existe un cómo, sino también un quién. En este caso, el artífice del proyecto ha sido el grupo español KOMTES. Con más de cincuenta años de experiencia a sus espaldas y presencia a nivel internacional, KOMTES está constituido por un conjunto de empresas con dilatada experiencia en protección contra incendios. Del mismo modo, el grupo cuenta con un extenso abanico de productos y servicios de detección, control y extinción, así como una amplia cartera de asesores y fabricantes de productos.
Con todo, el grupo KOMTES no ha estado solo al frente de esta difícil tarea, pues a su vez ha contado con el apoyo de GIDAI, el centro de referencia de la Universidad de Cantabria para la Investigación, Desarrollo e Innovación Tecnológica de la Seguridad contra Incendios. Uno de los motivos por los que se tuvo en cuenta este organismo, liderado por el profesor Daniel Alvear, fueron sus veinte años de experiencia en el sector. Centrado en el modelado y simulación computacional de incendios, en métodos de evacuación y en técnicas de análisis del movimiento del humo en distintos escenarios, GIDAI era el colaborador perfecto para afrontar un proyecto tan complejo como el de la nueva terminal.
Si bien es cierto que el marco ideal es aquel en el que estas medidas nunca son necesarias, es importante saber que en el diseño de la nueva terminal internacional del Aeropuerto de Argel se ha contado con las más avanzadas técnicas de cálculo en materia de protección contra incendios, y que el proyecto está respaldado por uno de los estudios más completos realizados hasta la fecha.